lunes, 5 de abril de 2010

Arte exquisito del Creador


Divino Hacedor. Despliegas un arte exquisito, maravilloso Dador.
El sol se rige por tu preciso cálculo.
La luna sigue el curso que le has preparado.
Las galaxias, en su sobrecogedora belleza, revelan un movimiento sincronizado.
¡Oh grandeza inefable! ¡Gracia ilimitada!
Y cuando reflexiono en la precisión de cada átomo y su exacto movimiento, me maravillo.
Y también con cada célula de un ser vivo que refleja tu inteligencia soberana.
Con inmensa elegancia generas la preciosa alquimia para tus miríadas de formas creadas.
Has formado el cielo azul y la nube blanca. Y la lluvia, y cada preciada gota para tus plantas.
Y la tierra que produce deliciosas frutas y flores muy bellas.
Un planeta de exuberante belleza. Una esfera en la que damos vueltas en tan delicado giro, sin apenas notarlo. Y que avanza en una calculada órbita, como si danzara. Y nos protege con su atmósfera. Y da vida a enhiestos árboles, como los pinos, los bambúes y las palmas. Y sus ramas se alargan y ondean al viento.
Gracias por las inmensas montañas invadidas de plantas. Son muy pródigas en formas vivas. Y te agradezco por los insectos.
Y por las aves que hacen sus nidos.
Gracias por el colibrí y su hermosura.
Y por las arañas que tejen sus redes.
Y por los finos capullos donde las mariposas se gestan.
Y gracias por tanta abundancia de vida.
Y tan hermoso este sol maravilloso que impulsa las plantas al cielo.
Un sol exacto en su distancia hasta nosotros, para nuestro bienestar.
Rutilante y glorioso.
Y está la preciosa luna ¡Quien pudiera elogiarla en su medida! Ella gira obediente y nos ayuda con las mareas.
Y está el divino mar…simplemente hermoso, y contiene millones y millones de formas de vida. Y su sonido de olas cuando se posan en la playa es como un arrullo. Es una gran maravilla.
Y es especial también el canto que produce el río que baja impulsado hacia el mar.
Gracias por hacer en mí un universo de sentimientos, sensaciones, pensamientos y anhelos.
Me has hecho sediento de ti, de tu belleza, de tu amor.
Y cuando puedo recoger mis sentidos, percibo que allí tú habitas también. Y me regocijo de sentirte cerca.
Gracias por darme la capacidad de orar, de contemplar, de apreciar. De sentirte, de experimentar tu dulzura, tu perfección. Hay este cielo interior y en el cual resides tú, amor de amores.
Gracias Padre. Y gracias porque podemos darte gracias.
Y gracias porque has creado a tantos seres humanos, con amor y arte. Todos somos hermanos.
Y a los niños con su innata sed de alegría. No hay palabras para elogiar el milagro de cada existencia.
No hay palabras para elogiar tu grandeza. Tu amor es infinito. Eres el Supremo.
La dulzura te llena. La delicadeza, la majestad y la hermosura siempre te acompañan.
Por todo, gracias y gracias.

1 comentario:

Luis Eduardo Yepes dijo...

Hola José Miguel: felicitaciones por este nuevo blog. Hermoso el poema inicial. Luis Eduardo