domingo, 16 de noviembre de 2008

SED DE LUZ


Ave de luz soy
sed de nube llevo
sed de sol.
Anhelo el firmamento
me llama el resplandor.

Dichosa me remonto
libre, rauda, plena
un objetivo claro
fundirme con la nube
acariciada por el viento
impulsada por amor.

Ave de luz soy
sed de nube llevo
sed de sol.
Anhelo el firmamento
me llama el resplandor.



DIVINIDAD



Vislumbro Tu Belleza
Padre Bondadoso
En cada flor
En cada planta.
En los hijos de tus hijos
En su risa y esperanza.
Admiro tu amor
En todo lo creado.
En cada hierba
En el sol que avanza.
Imagino tu Poder
Al ver cómo habitas
Cada corazón humano.
Me maravilla tu grandeza
Porque el tiempo que pasa
Me muestra tu Bondad esplendorosa.
“Gracias” es pequeña palabra
Para expresarte
Todo cuanto mereces.
Por ello te digo con mi alma:
Te amo, Padre portentoso.

FASCINACIÓN



HACEDOR MARAVILLOSO

Corazón, escúchalo
al escucharlo, admíralo
al admirarlo, ámalo
al amarlo, !piérdete en su belleza!

PORTENTO DIVINO


SUEÑO DEL CREADOR

La vida no existía.
Ni océanos ni playas ofrecían su magia.
Inerte, sin propósito, giraba el planeta a la deriva.
El azul del cielo era un proyecto.
El lugar era inhóspito y frío.
La Tierra era sólo un grano más del universo.
Era aún menos que un fragmento en el cosmos infinito.
Y Él, con su genial maestría, lo preparó todo.
De su aliento nacieron los vientos para circundar el globo.
Y protegió su esfera de letales fuerzas siderales.
Con sabiduría imaginó las aguas y forjó los mares.
Y pintó del mejor tono el firmamento.
A la vida le dio entonces Su bienvenida.
Y derramó Su Belleza y bendiciones en todos lados.
Y las aguas fueron invadidas por gráciles criaturas.
Y pulularon los verdes de las hojas en los campos.
Fue así como las flores invadieron la tierra.
Y los animales prosperaron en tan propicios parajes.
Y una vez estuvo todo en su punto, dijo para sí el Poderoso:
Quiero compartir mi obra con los seres que sueño desde el inicio de los tiempos,
con mis hijos, aliento de mi aliento, vida de mi vida, criaturas tan preciosas.
Y fue así como fuimos creados tú y yo, por su Gracia Soberana.
Gestados en su corazón desde inmemoriales eras.